martes, 10 de enero de 2017

LOS SEÑORES DE LAS FINANZAS: LOS CUATRO HOMBRES QUE ARRUINARON EL MUNDO

La Gran Depresión tuvo su lugar de origen en Estados Unidos, con la caída de la bolsa el 29 de octubre de 1929. Esto tuvo un efecto dominó, ya que rápidamente se extendió a casi todos los países del mundo, por lo que ya nos podemos hacer una pequeña idea, al menos, de la situación que vivieron las personas en aquella época. Actualmente, como todos sabemos, el mundo también se encuentra inmerso en una gran crisis, que comenzó en el año 2008 y que perdura hasta la actualidad; es por ello que al leer el libro Los señores de las finanzas de Liaquat Ahamed,
nos lleva a preguntarnos si quizá esta crisis que estamos viviendo pudiera tener algún tipo de similitud como la que ocurrió en 1929. Para poder contestar a esa pregunta es necesario comentar que el desplome económico ocurrido entre 1929 y 1933 no se trató de una única crisis, sino de una serie de crisis que fueron rebotando de un lado a otro y cada una de las cuales se iba alimentando de la anterior. 
El primer hecho a destacar es la interrupción de la entrada de capital norteamericano en Europa en el año 1928, lo que condujo a Alemania a la recesión. Alemania se encontraba recibiendo numerosos créditos a corto plazo, cuando los tipos de interés de Estados Unidos subieron ésta se encontró cada vez con mayores dificultades para refinanciar los préstamos, por lo que tuvo que elegir entre una deflación o el impago de las deudas. La situación era bastante grave y a ello debemos añadirle que Alemania se encontraba recien salida del golpe de la hiperinflación y ligada a las normas del patrón oro, lo que complicaba aún más la situación.
A continuación ocurrió el Gran Crac de Nueva York, en el que las acciones perdieron el contacto con la realidad, sobre valorándose entre un 30 y un 40%. Esta situación trajo como consecuencia la pérdida de la riqueza  en términos del PIB y una fuerte disminución de las inversiones. Contra esta situación las autoridades tuvieron que reaccionar, y lo hicieron bajando los tipos de interés del 6 al 2% en el primer año. 
Por si el mundo no tuviera bastante con todos estos acontecimientos entre los años 1931 y 1933 tuvieron lugar una serie de pánicos bancarios que se iniciaron con la quiebra del Banco de Estados Unidos. Esta quiebra tuvo su origen con una serie de dudas que se crearon acerca de la seguridad de los intermediarios financieros, ya que estos habían experimentado grandes pérdidas. Dichos temores fueron provocando en estos años unas situaciones de pánico en las cuales los depositantes retiraron su dinero de los bancos y fueron acumulando monedas, lo cual hizo que numerosos bancos se vieran en la quiebra, por lo que el crédito bancario se llegó a contraer casi un 40%.

Finalmente, en 1931 la desaparición de la confianza en los bancos y monedas europeos provocó que Alemania y gran parte del resto de países de Europa Central impusieran controles de capital y no pudieran hacer frente al pago de sus deudas, lo cual propagó un miedo que acabó con la salida de Gran Bretaña del patrón oro. Más tarde, los demás países europeos también irían abandonando el patrón oro y poco a poco sus economías volvieron a resurgir. 
Como hemos podido observar, algunos de estos hechos que ocurrieron en el mundo tienen una cierta similitud con la situación actual del mundo. Por ejemplo, el Gran Crac tiene su similitud con la caída del mercado de valores en el año 2000; los pánicos bancarios ocurridos entre 1931 y 1933 tienen muchas características en común con la actual crisis financiera, ya que esta crisis ha originado pánicos masivos en el sistema financiero por banqueros e inversores que retiran su dinero de instituciones financieras de todo tipo. Aunque podríamos destacar, sin ánimo de alarmar a nadie, que esta crisis actual que estamos viviendo es aún mucho más virulenta, ya que vivimos en un mundo tan informatizado e interconectado que con tan solo un clic podemos retirar enormes cantidades de dinero.
Pero lo más importante de todo esto es: ¿Existe algún responsable de todos estos echos? La realidad es que son varios a los que se pueden culpar en cierta medida. En primer lugar, los políticos que presidieron la Conferencia de Paz de París, ya que cargaron con un excesivo endeudamiento internacional a una economía mundial que aún trataba de recuperarse. Los segundos grandes culpables fueron Montagu Norman, Benjamin Strong, Hjalmar Schacht y Émile Moreau. A pesar de que todos ellos lucharon por mitigar algunos de los peores errores políticos que entrañaban las indemnizaciones y las deudas de guerra, fueron más responsables que nadie del segundo error fundamental de la política económica de los años veinte: la decisión de que el mundo regresase al patrón oro.
Al principio comentábamos si todos estos hechos que acabamos de citar que ocurrieron en el mundo podrían volver a suceder. A lo largo de esta publicación hemos ido viendo las similitudes de algunos de los acontecimientos ocurridos con hechos muy recientes en el mundo, sin embargo, no debemos alarmarnos por ello, pues esto sirvió para que los grandes economistas del mundo aprendieran de las decisiones erróneas que se tomaron durante aquella época y no volver a cometer los mismos errores en la actualidad. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario